Uno de los pocos lugares del mundo que posee sus propias leyes de tránsito es la ciudad de Santo Domingo. Una sencilla muestra de ello es el semáforo. Allí la luz verde significa tómate tu tiempo, la amarilla acelera y la roja entra con cuidado. Pareciera como si nunca hubiésemos leído el manual del conductor o simplemente deberíamos repasarlo para recordar aquellas señales que no estamos respetando.
¿Alguna vez te has puesto a pensar en lo peligroso de esta situación y lo mejor que sería nuestra sociedad si todos respetáramos las leyes de tránsito?
Así mismo, Dios dispuso de leyes para el hombre. Como nuestro creador y hacedor estableció normas para el buen funcionamiento de la humanidad. Lo triste de esto es que, al igual que en mi país, los hombres tratan de imponer su propia interpretación a los preceptos que claramente han sido instituidos por orden divino.
Dios ha dado el manual con todo lo necesario para alcanzar la felicidad. Su Palabra, la Biblia. Te invito a que de vez en cuando la consultes, estoy seguro encontrarás un par de cosas que has venido haciendo mal y otras que necesitas aprender o simplemente recordar.
Dios te acompañe a seguir "Aprendiendo a Vivir".
Eddy Núñez
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