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viernes, 28 de marzo de 2014

Reflexiones - JUICIO Y PERJUICIOS



“No juzguéis, para que no seáis juzgados”. Mateo 7:1

Estábamos con mi esposo en la ciudad de Buenos Aires por cuestiones de salud. El domingo decidimos aprovechar el tiempo libre que nos brindaba el día primaveral y conocer el delta del Paraná. Una vez allí, abordamos un catamarán de paseo, junto a otros turistas, para recorrer los agrestes brazos del delta.

Atrajo inmediatamente mi atención un grupo de jóvenes ruidosos que se sentaron cerca de nosotros. Especialmente una muchacha adolescente, rubia, muy bonita. Por cierto, no fue su apariencia física lo que llamó mi atención, sino sus maneras algo groseras, su risa estridente, su escasa vestimenta y sus exageradas demostraciones de afecto hacia su novio. En el comienzo del paseo, a pesar de mi esfuerzo por concentrarme en las maravillas del paisaje, esta joven hacía que me sintiera molesta, me distraía y originaba en mí pensamientos de censura y rechazo.

¡De pronto algo ocurrió! Otra embarcación que pasó muy cerca de la nuestra produjo una ola que arrojó abundante agua al interior de nuestro catamarán, haciendo que algunos pasajeros quedaran muy mojados, entre ellos una señora embarazada, que estaba sentada junto a su esposo. La ruidosa muchacha quedó apaciguada por esta escena, y visiblemente perpleja y preocupada por la mojadura que había recibido la señora. Varias veces repitió: "¡Uhh... pobre señora! ¡Está toda mojada!" Aunque el resto de los pasajeros pronto olvidó lo ocurrido, considerándolo como un detalle de frescura en un día caluroso, incluso la misma mujer, la muchacha continuaba observándola con calmada preocupación.

Ya también cambié, pero cambié mi concepto de la joven. Entendí que era sensible, que le importaban sinceramente los demás, y lamenté mis pensamientos de censura anteriores. Una vez más tuve que desconfiar de mi humanidad rápida para censurar, y recordar que debería considerar a otros como Cristo me considera a mí. En palabras de Elena de White: "Es misericordioso, por eso está infinitamente más dispuesto a perdonar que a condenar. Es benévolo y no busca el mal en nosotros; sabe de qué estamos hechos; recuerda que somos tan sólo polvo" (Mensajes selectos, t. 2, p. 265).

Lilia Gladys Bukmeier, Argentina

De Mujer a Mujer
Devoción matutina para Mujeres 2014
Narrado por: Sirley Delgadillo
Desde: Colombia
Una cortesía de DR'Ministries y Canaan Seventh-Day Adventist Church

martes, 18 de marzo de 2014

Reflexiones - UN PASO DE FE



Y ella respondió: Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan cocido; solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una vasija; y ahora recogía dos leños, para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, para que lo comamos, y nos dejemos morir. Elías le dijo: No tengas temor; ve, haz como has dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo. 1 Reyes 17:12, 13.

¡Y ella así lo hizo! Pero, ni su comida ni su aceite se acabaron hasta que termino la hambruna. La viuda de Sarepta había dado un paso de fe, y Dios la había recompensado. José Bates tuvo varias experiencias similares. A los 36 años, había acumulado suficiente dinero como para jubilarse. Pero, para fines de 1844, lo había dado casi todo para el avance del mensaje millerita. Su generosidad lo posiciono donde también el tendría que dar un paso de fe.

Ese pensamiento nos remonta a sus libritos. Descubrió que era más fácil escribirlos que pagar para que se los publicaran. Ese fue el caso en el otoño de 1847, cuando se sentó a escribir un libro de más de cien páginas, siendo que disponía de solo doce centavos y medio. Justo antes de salir para ver al impresor, su esposa le pidió que comprara algo de harina; pero, con solo doce centavos y medio únicamente podía comprar apenas unos kilos. Ella, al desconocer las circunstancias, le pregunto cómo podía ser que un hombre que había navegado barcos por todo el mundo hubiese llegado a casa con solo un poco de harina.

En ese momento, él le dijo dos cosas. Primera, que había usado todos sus ahorros; y segunda, que estaba escribiendo otro libro sobre el sábado. La noticia realmente la frustro; después de todo, ella ni siquiera había aceptado el sábado. Según Bates, “ella no comprende mi deber”. Como de costumbre, él dijo a Prudy que Dios se ocuparía de ellos. ¡Y lo hizo!

Poco después de eso, sintió la impresión de que tenía que ir a la oficina de correos… donde encontró diez dólares en la correspondencia. Con eso, pudo comprar suficientes mercaderías y, al menos, pensar en producir un libro.

Pero, aun así, llego al impresor sin dinero suficiente; solo para descubrir que alguien ya había pagado los costos de publicación.

¿Fe o necedad?

Esa continua siendo una pregunta crucial en nuestros días. Dios continua bendiciendo a quienes dan un paso de fe. Y, a veces, todavía usa a otros como agentes suyos para “pagar la cuenta”.

A Menos que Olvidemos
Devoción matutina para Adultos 2014
Narrado por: Rudy Milán
Desde: Arequipa, Perú
Una cortesía de DR'Ministries y Canaan Seventh-Day Adventist Church

viernes, 7 de marzo de 2014

Reflexiones - LA NUEVA GENERACIÓN

También murió toda aquella generación, y surgió otra que no conocía al Señor ni sabía lo que él había hecho por Israel. Jueces 2:10.

La rapidez con la que nos olvidamos de Dios es absurda. Él nos ama, y nosotros, apenas tenemos la oportunidad nos escapamos, nos escondemos, nos alejamos. No somos originales en esta postura. Desde Adán y Eva, el ser humano viene haciendo exactamente lo mismo. Lo más extraño es que cada vez que nos alejamos de Dios las cosas terminan mal; pero seguimos, caprichosamente, en la misma dirección de ignorar todo y cada gesto de amor que Dios expresó por nosotros. Sabemos que la "jugada" terminará mal, pero de todos modos volvemos a repetirla. El enemigo de Dios y el nuestro no es creativo. Es, más bien, un poco persistente.

Las tentaciones no son nuevas, son las mismas que te vienen acompañando desde hace tiempo. El enemigo no aparece con nuevas y extrañas opciones de pecado, son siempre las mismas. No pierde tiempo intentando hacerte caer en nuevos pecados, porque ya con los viejos te tiene en sus manos.

A él no le interesa para nada tu salvación. Lo único que le interesa es ver llorar el corazón del Padre. Si para eso te tiene que hacer caer, lo hace. Tú no eres importante para él. Y así estamos. Jugando a las escondidas con Dios y siendo encontrados por el enemigo, que nos hace caer una vez más en la misma trampa, para luego decirnos que no podemos volver a los brazos del Padre (¡qué poco inteligentes que somos!). Lo peor de todo es que, a pesar de todo lo que sabemos (teóricamente) sobre Dios, seguimos creyendo en la mentira del engañador.

La historia de la nueva generación de Israel está en la Biblia para darnos la seguridad de que Dios nos ama, a pesar de nuestros errores; pero también de que espera nuestro arrepentimiento y nuestra confesión para poder salvarnos. Mientras actuemos, día tras día, como quien "no conoce a Jehová ni las obras que él hizo", la tarea de salvación queda trancada, imposibilitada. Nuestra decisión es la única fuerza del universo que ata de manos al Creador.

Él te quiere salvar. ¿Se lo permitirás?
365 Vidas
Devoción matutina para Jóvenes 2014
Narrado por: Daniel Ramos
Desde: Connecticut, Estados Unidos
Una cortesía de DR'Ministries y Canaan Seventh-Day

martes, 4 de marzo de 2014

Reflexiones - DIOS ME HABLÓ ESTA MAÑANA



“Yo te saqué del extremo de la tierra, te llamé desde el rincón más alejado y te dije: Tu eres mi siervo. Yo te elegí y no te he rechazado. No tengas miedo, pues yo estoy contigo; No temas pues yo soy tu Dios”. Isaías 41:9,10 DHH.

Aquel sábado les dije a mis hijos: “¡Dios me habló esta mañana! ¡Escuché su voz diciéndome: ‘Yo te escogí, mi sierva eres tú’!” Los pequeños me dijeron: “¿Cómo es eso, mamá?” Entonces les conté el testimonio que hoy comparto contigo. Tenía un encuentro de líderes en la ciudad de Cutervo, Cajamarca. A solo una semana del gran encuentro de evangelismo empecé a sentirme mal y debía tomar una decisión. Se habían hecho todas las coordinaciones necesarias para ese gran evento. Estábamos organizados por comisiones para realizar el trabajo, y pastores de la misión vendrían para apoyarnos.

Mi salud comenzó a declinar, no me sentía nada bien. Había consultado varios médicos del lugar sin mejorar. Debía decidir si viajar a Lima o quedarme. E n Lima tendría el apoyo de mi familia y me sentiría segura, pero muy dentro de mí quería estar presente en la gran campaña.

Ese sábado me levanté muy temprano. Estaba preocupada por la decisión que tenía que tomar, lo que implicaba dejar mi responsabilidad a otra persona. Con lágrimas le rogué al Señor que me sanara. Fue entonces cuando vino a mi mente la experiencia de Pablo, que a pesar de llevar una enfermedad en la carne continuó predicando, sirviendo al Señor, que le aseguraba: "Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad" (2 Cor. 12:9).

Acababa de orar cuando leí el texto de Isaías 41:9 y 10 y me detuve: " Mi siervo eres tú; te escogí, y no te deseché. No temas, porque yo estoy contigo [...]". Fue la voz de Dios que se dirigía a mí. En ese mismo instante me sentí reanimada y dispuesta a continuar. Todo el día escuché la voz que me decía: "Mi sierva eres tú. Siempre te ayudaré y siempre te sustentaré". Increíblemente, ese día el dolor desapareció y con mucha alegría y gratitud les dije a mis hijos: "¡Dios me habló esta mañana! Y ustedes también pueden escucharlo".

Dios también quiere hablarte esta mañana . Te invito a buscarlo en su Palabra y mediante la oración. Él te ayudará y te sostendrá.

Idalia Ruiz de Chávez, Perú

De Mujer a Mujer
Devoción matutina para Mujeres 2014
Narrado por: Sirley Delgadillo
Desde: Colombia
Una cortesía de DR'Ministries y Canaan Seventh-Day Adventist Church