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miércoles, 19 de febrero de 2014

Reflexiones - DEL SUFRIMIENTO AL TRIUNFO

“Jabes invocó al Dios de Israel diciendo: ‘ ¡Oh, si me bendijeras y ensancharas mi territorio, y si tu mano fuera conmigo, y me libraras del mal, que no me dañe!’ Y Dios le otorgó lo que pidió”. 1 Crónicas 4:10 NRV.
 
Salimos de nuestro país buscando un futuro mejor. Después de unos meses las cosas iban de mal en peor. No salían como habíamos planeado, pero estábamos seguros de que Dios nos daría lo mejor. Un día nos encontramos con los documentos vencidos, con una niña pequeña, sin familiares, amigos ni nadie en quién confiar. Luego nos dijeron que temamos que dejar inmediatamente el pequeño departamento que nos habían prestado para vivir. Sentimos que nos quitaban lo último que nos podían quitar. ¿Adónde ir? " Tienen dos días para salir de la casa y también del país", nos dijo una voz seria y ronca.

Era la persona de la que menos esperábamos esa orden. Literalmente desfallecí, me puse a llorar desesperadamente. Lo único que me vino a la mente era mi pequeña hija. ¿Qué será de ella? Vi a mi esposo con el rostro desencajado por la angustia. Aunque aparentaba tranquilidad, por dentro sufría como yo... y se notaba.

En ese momento, mientras lloraba de dolor y amargura, vino a mi mente la oración de Jabes. E n ese instante de miseria emocional, mientras lloraba de lástima por mí misma, Dios tocó mi corazón. Humillé mi alma, me arrodillé, clamé por sus promesas y le rogué que de verdad me bendijera.

Cuando me levanté, aunque todo seguía igual, yo sentía que mi vida había cambiado. Le dije a mi esposo que debía estudiar Teología y prepararse para servir al Señor, como siempre lo había querido. Ese era su sueño, pero las circunstancias nos lo impedían. Yo estaba dispuesta a apoyarlo incondicionalmente. Confiando en el Señor partimos hacia el seminario. Pasamos por muchas dificultades, pero siempre sentimos la mano de Dios.

Mi esposo terminó sus estudios teológicos e ingresó en el ministerio, y aunque yo no he terminado mi carrera, soy la persona más feliz del mundo. Tanto, que mi segundo hijo se llama Jabes.

Querida amiga, si te angustian los problemas materiales, cae de rodillas y haz la oración de Jabes. El Señor te otorgará lo que le pides.

Rocío Calderón Allcca de Valdez, Ecuador

De Mujer a MujerDevoción matutina para Mujeres 2014
Narrado por: Sirley Delgadillo
Desde: Colombia
Una cortesía de DR'Ministries y Canaan Seventh-Day Adventist Church

lunes, 10 de febrero de 2014

Reflexiones - CUANDO EL PLAN ES DE DIOS


“¡Cuán grande es tu bondad, que has guardado para los que te temen, que has mostrado a los que esperan en ti, delante de los lujos de los hombres”. Salmo 31:19

Un sábado estábamos en la iglesia cuando nos entregaron una información acerca de las carreras que ofrecía la universidad adventista, entre ellas la carrera de teología. No le prestamos mucha atención ya que nunca habíamos pensado dedicarnos a la actividad religiosa. Mi familia también había recibido esa información y mi padre, muy entusiasmado, le dijo a mi esposo que sería hermoso verlo como un pastor de iglesia, pues tenía ese perfil. Nos miramos con un poco de temor y decidimos ponerlo en las manos de Dios.

Amigos y familiares empezaron a orar con nosotros por la decisión que debíamos tomar. Yo sentía temor, pues supimos que había que pagar una elevada suma de dinero para matricularse en el primer semestre. Además, debíamos pagar un examen de evaluación e ingreso que mi esposo tenía que rendir en otra ciudad para ser aceptado.

Como estábamos recién casados, había gastos de nuestra boda que aún debíamos cubrir, y no contábamos con ese dinero. Dos meses después Dios comenzó a contestar nuestras oraciones. Mis padres, amigos y hermanos de iglesia que deseaban que mi esposo se preparara para ser pastor, nos facilitaron el dinero necesario. Ya no podíamos negarnos a la respuesta de Dios. Acompañé a mi esposo a rendir el examen de admisión, que aprobó sin inconvenientes. Una vez más Dios confirmó su voluntad.

Llegó el día de despedirnos de familiares y amigos para prepararnos a fin de servir de una manera más directa a nuestro Padre celestial. Desde ese día hasta hoy han pasado ocho años. Ahora mi esposo es pastor y está a cargo de un distrito en el cual servimos con amor. En estos años pasamos por alegrías, tristezas, sacrificios, falta de alimentos, enfermedad, la ausencia de mi esposo, pero nunca nos faltó el amor de Dios y la abundancia de su pródiga mano.

Querida amiga, Dios siempre tiene el control. Ninguna de sus hijas "tendrá temor de malas noticias; su corazón está firme, confiado en Jehová" (Sal. 112:7). Empieza este día entregando el control al Señor. Sigue su plan y no te arrepentirás.

Sara Zambrano de Cevallos,

De Mujer a MujerDevoción matutina para Mujeres 2014
Narrado por: Sirley Delgadillo
Desde: Colombia
Una cortesía de DR'Ministries y Canaan Seventh-Day Adventist Church